Comprensiones sobre la educación no sexista

http://www.infinita.cl/podcast/2018/05/29/doble-opuesto-46/
Foto capturada de página web de radio infinita
Programa Doble Opuesto de Radio Infinita
29 de mayo de 2018
El periodista Juan Manuel Astorga conversó con Ana Luisa Muñoz de la Facultad de Educación de la U. Católica de Chile y María Jesús Sánchez, experta en infancia de Elige Educar sobre el significado de la educación no sexista.

¿Qué es una educación no sexista? ¿O cuándo una educación es sexista?
María Jesús describe este fenómeno señalando que las escuelas son espacios de socialización, pero también de reproducción cultural y, por lo tanto, en ellas se puede observar lo que la sociedad prioriza. En ellas, además, se pueden observar prácticas sexistas que se expresan, por ejemplo, en el lenguaje de los profesores y el de los estudiantes entre ellos, los libros que niños y niñas leen, los contenidos que se revisan. Todo esto puede tener un carácter igualitario en el que hombres y mujeres son abordados con las mismas características o con los mismos valores o algo muy diferente. Lo que se aprecia en estos días es que hay diferencias muy importantes en las escuelas en Chile.
Ana Luisa, por su parte explica que para entender qué es la educación no sexista, es necesario definir el sexismo, que es un mecanismo de violencia y de discriminación, que tiene además un carácter histórico cultural. Como se puede apreciar el problema es complejo y por tanto la solución no es fácil.
Las demandas levantadas por el movimiento estudiantil son tan amplias por lo que se les pregunta por dónde empezar.
María Jesús, señala que Elige Educar se focaliza en educación escolar y parvularia. La primera infancia es fundamental para trabajar la igualdad entre géneros. Algunos ejemplos serían: tipo de juegos que se eligen, tipos de libros se les leen y el trato a los niños y niñas en las salas de clases. Por otro lado, estudios señalan que se les responde más a las preguntas de los niños que las niñas, se les da más la palabra a los niños, los docentes escuchan más atentamente a los varones, se señala que “un niño es más curioso y a una niña se le responde que no sea preguntona”. Explica que la causa de este trato responde a mecanismos de reproducción cultural machistas. La lógica que se reproduce es la de asignar ciertos valores a unos y a otros, por ejemplo, que el hombre es más activo y que hace preguntas más insidiosas, lo cual expresa su capacidad de interesarse, revelando su inteligencia. Por otro lado, se asigna a las mujeres que sean más tranquilas, más receptivas, que no cuestionan tanto, por un tema cultural.
Ana Luisa agrega que lo anterior tiene que ver con procesos naturalizados de lo que significa ser hombre y ser mujer y de cómo comportarse en determinados espacios públicos como la sala de clases. Hay determinadas formas construidas de cómo deben comportarse hombres y mujeres. Por ejemplo, estar callada es una forma de entender que la mujer siempre ha estado relegada al espacio privado y por lo tanto si quiere participar en el espacio público es de una forma mínima o jerárquica frente a un hombre. Estas prácticas no se han logrado corregir porque ha faltado esta conciencia que el movimiento estudiantil ha instalado. La academia no ha trabajado estos temas, que son demandas históricas del movimiento feminista, porque no se ha trabajado sobre la conciencia de las jerarquías de las mujeres en los diferentes espacios. No se trata solamente de cambiar las prácticas de los docentes, es necesario ir a la formación inicial docente, tanto del formador como del futuro profesor. Implica el trabajo con la familia, pensar el currículo nacional que es sexista. Menciona que la Red de Violencia Contra la Mujer publicó un libro acerca de cómo se reproduce el sexismo en los espacios escolares a través de los textos escolares.
Para María Jesús, el cambio cultural demanda un trabajo diario entre los profesores y las familias, en conjunto. En Elige Educar, también consideran que a nivel gubernamental se deben hacer políticas y protocolos. Se trata, en el fondo, de la instalación de un discurso y de prácticas cotidianas en las salas y en las familias. Se favorece el cambio si los profesores se capacitan y si el curriculum se adapta a la educación no sexista. Pero en cambio, si los niños y las niñas, habiendo recibido estos mensajes llegan a sus casas donde se perpetúan los roles, entonces se les creará un conflicto. Los profesores pueden involucrar a los papás y las mamás en las reuniones de apoderados abordando estos temas. La escuela puede crear espacios de reflexión donde se piense, por ejemplo: ¿Qué cosas que hacemos en la casa son sexistas? ¿Qué tipo de juegos o de libros regalamos? ¿Hay heroínas o hay siempre héroes? ¿Las mujeres aparecen en segundo plano o toma decisiones, también?
Respecto de cuánto demorará este cambio, Ana Luisa, señala que somos herederos de 2000 años de patriarcado y que, por lo tanto, el cambio es paulatino. Recuerda que la escuela ha sido creada en el siglo XIX y su origen no tiene que ver con la transformación de la cultura, sino que para reproducir lo que se vive en la sociedad. El cambio puede demorar décadas, sin embargo, este momento marcará la historia del devenir cultural.
Como ejemplos de discriminación y violencia hacia las mujeres, Ana Luisa, expresó que el currículo explícito, en los textos escolares que envía el Mineduc, se puede ver un tipo muy sutil de violencia como la omisión que invisibiliza el aporte de las mujeres en la historia del conocimiento. En términos informales, los tipos de juegos, desde lo que leemos, las ilustraciones en donde las mujeres aparecen en la casa, en la cocina y los hombres en el espacio público. Son mensajes que reproducen un rol estereotipado. El espacio en los recreos, en la escuela, son ocupados asimétricamente por hombres y mujeres. Mientras los niños juegan futbol y ocupan todo el espacio, las niñas están relegadas al borde.
María Jesús, puso el ejemplo positivo de una escuela rural en Cunco donde había alternancia en el uso de los espacios. Niños y niñas podían usar la cancha equitativamente, unos en un recreo y otros en el siguiente. Los profesores también fomentaban que las niñas usaran el espacio. Les daban vestimentas para que jugaran futbol o para que jugaran a otras cosas.
En las universidades, señala María Jesús, el sexismo va desde el financiamiento de la investigación, cómo se jerarquizan las académicas, y como se ejercen los procesos de enseñanza, por lo que no es un problema que afecta solamente a las estudiantes, sino que abarca a las académicas. La institucionalidad es sexista, también. Reveló que en términos de investigación no más de 20% de mujeres reciben financiamiento de Conicyt, en los últimos 10 años. En astronomía e ingeniería es solamente el 5%. Añade que hace dos años ha solicitado a Conicyt el dato de los y las postulantes que solicitan financiamiento, para obtener el porcentaje, sin resultados. Sospecha que hay discriminación de género.
Con relación a la elección de carrera, siguen existiendo espacios universitarios donde hay muy poca o nula presencia de mujeres. En pedagogía, señaló María Jesús, para educación media el 55% de las estudiantes son mujeres, en educación básica son el 75% y en educación de párvulos son el 99%. En Elige Educar piensan que es una carrera fundamental y que tanto hombres como mujeres debieran elegirla. Los niños y las niñas requieren modelos de hombres y mujeres para aprender y replicar y le preocupa que solo haya educadoras. Se asocia erróneamente que es una tarea de cuidado y de carácter femenino, lo cual perpetua estereotipos. Han pedido, como organización, que una de las medidas que se deben implementar en la formación inicial de las Educadoras de Párvulos es incentivar la presencia de hombres.
Ana Luisa piensa que la educación no sexista constituye una forma de prevenir el abuso sexual y la violencia contra las mujeres. Estudios señalan que conocer cómo se han construido los roles sociales permite una mejor opción para modificarlos. Si un hombre logra reconocer que su educación enfatizó que no se le estaba permitido llorar, el hecho de tomar conciencia de su vulnerabilidad le permitirá torcer el camino. Destaca la importancia de redistribuir la vulnerabilidad, que tanto hombres como mujeres son vulnerables, en sentido positivo, no como debilidad. Esto se aprende en un proceso de formación no sexista y si no existe es imposible ser consciente de quienes somos como sujetos.

Comentarios
Las académicas que participaron es este espacio de radio invitan a que cada uno haga una profunda reflexión acerca de los modos en que fue educado en los roles sociales de ser hombre y ser mujer. Creo que este es un aspecto fundamental para avanzar en este camino que hoy estamos viviendo como sociedad.
Sin duda que primero somos conscientes de lo que otros hacen en lugar de vernos a nosotros mismos. Aceptando esto como un primer paso, debemos avanzar hacia el reconocimiento de discursos y prácticas sexistas, así como los silencios en los cuales dejamos de hacer justicia hacia las mujeres.
Reconozco que la educación emocional ha sido algo muy lento en mi proceso de formación. Hace algunos años atrás realizando un Diplomado de Psicología en la UC encontré abundantes ejemplos sobre el analfabetismo emocional de los hombres. Educado en un ambiente de hombres, este aspecto fue bastante deficitario.
Creo que el estudio de estas prácticas es fundamental, pero también existen otros elementos que permiten una exploración del lenguaje emocional como la música, el teatro y las artes en general. En este sentido, el trabajo en escena interpretando roles en que las emociones se funden con un texto fueron muy importantes para lograr un equilibrio humano.
Las caídas en la vida, las derrotas cotidianas, el reconocimiento de las propias limitaciones, así como el convivir en espacios con mujeres han sido experiencias que promueven aprendizajes significativos.
Estos elementos son algunos de los cuales puedo comenzar a destacar e intercambiar con otros para avanzar hacia una vida social más justa con las mujeres.
En el tema de la formación inicial docente, lo veo aún más relevante ya que los efectos en los estudiantes son fundamentales. Hacia una educación no sexista se avanzará en la medida que los docentes hagamos este trabajo de reconocimiento de nuestra fragilidad como personas humanas.

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