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Mostrando entradas de mayo, 2015
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Lucha o mérito Este jueves 28 tenía que ir al Departamento de Educación de Providencia para una reunión para lo cual usé el transporte subterráneo. Sabía que sería una mañana agitada puesto que dos marchas estudiantiles, no autorizadas, provocarían incidentes en la Alameda. De esta forma llegaría a la hora. En la reunión algo hablamos de lo que se viene para los colegios. Este lunes se realiza el paro indefinido de profesores, lo cual afectará, fundamentalmente a los colegios públicos. Al salir, tomé la micro, transporte que prefiero. Así me entero de lo que vive la ciudad, puedo respirar lo que hay en el aire. Quería ser, además, testigo directo de una nueva movilización de nuestros estudiantes que marchan para protestar en contra de la represión policial. Mientras venía en la micro me encontré con una columna de estudiantes. Miré sus rostros, sus uniformes y traté de imaginarme lo que sentían. En un grupo de avanzada de la columna había 4 jóvenes, al parecer, todos varones
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Viernes 22 de mayo de 2015 ¿Enseñar o no religión? "No considero conveniente, y menos urgente y necesario, las clases de religión en establecimientos públicos de educación..." Agustín Squella Hace un par de semanas participé en un panel acerca de la enseñanza de la religión en las escuelas públicas. Lo hice motivado por un ateísmo tan firme como consciente de que la palabra "Dios", o cualquiera que ocupe su lugar según las distintas religiones, tiene máxima importancia para la mayoría de las personas. El documento base del encuentro, escrito por Tomás Scherz con elegancia y buena pluma desde una perspectiva católica, suscitó en mí algunas observaciones que quiero compartir con los lectores de esta columna. No considero conveniente, y menos urgente y necesario, las clases de religión en establecimientos públicos de educación, salvo que se tratara de informar a niños y jóvenes sobre el fenómeno religioso en general, sobre historia de las religiones y acerca
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En el día del trabajo Caminar por Alameda sin prisa, oteando en las cunetas libros usados, música pirateada o banderas del pueblo mapuche, sin el temor a que te atropellen debe ser una sensación ciudadana satisfactoria. Me acerqué a todos los puestos de libros usados y encontré el mismo tipo de lectura. Sus vendedores se esmeraron en seleccionar lo mejor de la literatura de izquierda. De las banderas, sólo habían del pueblo mapuche y las rojas del partido comunista. Pensé encontrar un cierto tipo de público vestidos de forma artesanal y rostros de pueblo humilde. Pero, también habían jóvenes, familias, señoras del sindicato de trabajadoras de casa particular. Extranjeros inmigrantes que trabajan en Chile para enviar algún dinero a sus familias que viven fuera del territorio nacional. Y vi la columna que se acercaba con los dirigentes sociales a la cabeza, rodeados por una barrera de palos de bandera para evitar que alguien se les acerque. Portaban un lienzo cuya leyenda ya no re