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  Cuando llegué al gimnasio, el evento estaba finalizando. La galería y el terreno de juego estaba invadido por estudiantes y profesores que esperaban el resultado de la tarde deportiva. De pronto, escuché que los ganadores eran “los piratas” y un estallido de gritos, aplausos y abrazos se entremezclaban en el centro. La tradición de este liceo ubicado en el oeste de Francia consiste en una tarde deportiva antes de las vacaciones de Navidad. Por razones de la epidemia, el evento tuvo que ser pospuesto. Esta tarde los estudiantes salieron media hora antes para organizarse y almorzar. La actividad incluía disfraces y coreografías de profesores y estudiantes. El escenario es sencillo, sin tarima, es la prolongación del terreno de juego y estudiantes y profesores rodean al que toma el micrófono. Algunos lienzos cuelgan con los nombres de los equipos. A mi lado pasa una chica de 2° medio que visiblemente emocionada me hace señas y me dice “ganamos”. Le extiendo mi mano para responder a

J'ai écrit ce texte en espagnol pour que mes élèves de 2nd puissent travailler les valeurs du sport en utilisant les verbes au passé. El deporte fue mi primera actividad relacional con los demás. Era un chico bastante callado, que guardaba silencio cuando los otros hablaban y radicalmente introvertido. En cambio en el deporte aparecía mi otro yo. Empecé haciendo carreras de 50 metros cuando tenía apenas 10 años.  Sin embargo, lo que vino a cambiar todo fue un torneo de baby-fútbol. En mi colegio se desarrolló un campeonato entre los diferentes cursos y me distinguieron con el premio al goleador. El día de la premiación tuve que pasar delante de todos a recibir un trofeo. Cuando vi mi nombre grabado en la copa no lo podía creer. Las experiencias en el colegio a veces nos dan luces para probar nuevos horizontes y aprovechar las oportunidades. Es lo que mi papá quiso para mí al llevarme al Club Deportivo de Audax Italiano, un equipo modesto, pero del cual han salido grandes jugadores