A-lavar

Lavar los platos luego de la cena ha sido siempre una tarea compartida. A veces los que tienen algo pendiente se les ha excusado del servicio para que puedan ir a terminar. Los que quedan asumen este noble servicio.
Entre los comensales hay uno que prefiere secar en lugar de lavar. No hemos podido comprender aún qué tipo de dificultad padece como para evitar el lavado.
Sin embargo, en una oportunidad mientras reíamos al final de la cena, se levantó y dijo con voz muy decidida: "Ya, yo voy a lavar la loza".
Ante tan enérgica decisión y viniendo de él, no pudimos dejar de imaginar qué quería decir con esta sentencia. Inmediatamente, unimos los sonidos "a lavar la loza" para imaginar una canción religiosa "alabaré, alabaré...".
Nos imaginamos que nos encontraríamos con él en la cocina en actitud de alabanza ante los platos y cubiertos cantando esta canción.
Mientras reíamos de buena gana, terminamos juntos lavando la loza.
Qué buena excusa para hacer de este servicio un momento familiar intenso.

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