Esos profes de mi colegio...

Raúl Cheix, junto a los Hnos. Claudiano y Aldo.
Semana del colegio 1984.

He recibido la triste noticia de la muerte del profesor de Historia de mi colegio. La recibí por medio de mis antiguos compañeros, algunos de los cuales son apoderados o ejercen alguna función en la institución. Junto con esta noticia han hecho circular también la información del delicado estado de salud de otro docente, cuya figura es rememorada por generaciones de estudiantes que han pasado por el Instituto Alonso de Ercilla (IAE).
Los recuerdos de mis excompañeros por Raúl Cheix (QEPD) y Jorge Gutiérrez me llenan de emoción y son una invitación a hacer memoria de aquellos años que marcaron decisiones fundamentales. Agradezco a mis padres el esfuerzo que realizaron de permitirme una formación que considero de calidad. En mi colegio encontré esos profes que marcan con su sello los ideales y valores que me han acompañado el resto de la vida.
Entre los detalles que mis compañeros han destacado de nuestros profesores señalan el valor de enseñarnos a pensar, a tener una opinión fundada de los hechos y la calidez de la relación profesor-alumno. Comparto con ellos la misma sensación y agregaría, por otro lado, que mi orientación en la vida se la debo a un profesor. En efecto, entre las paredes del colegio, no solo se escuchaban los sonidos del intelecto, sino que había espacio para dejarse interpelar. Fue mi caso, cuando dejando de lado la rebeldía y la sospecha, creí en las palabras de un “loco”[1] que confiaba en mí. El adolescente incrédulo que lo miraba, poco habituado a recibir alabanzas, dio paso al hombre de “grandes cualidades” como escribió en un informe.
El crecimiento experimentado dio lugar a lo inesperado, a nuevos espacios y oportunidades. En este camino apareció Raúl y sus libros de literatura que retrataban una época, el cine foro para invitar a reflexionar y las pruebas con preguntas abiertas que invitaban a pensar. El teatro fue un lugar privilegiado para compartir con la familia de un hombre justo, culto y sencillo como José Sagredo. Lamento que la filosofía tenga tan poco espacio en el colegio porque el, en ese entonces, Hno. Rafael Pérez, me dio el gustito por el pensamiento. Otros, que no alcanzo a enumerar, me dieron el impulso necesario para desafiarme intelectualmente.
Esos profes de mi colegio son mi “alma mater” de toda la vida, sobre todo cuando ella se inició sin libros, ni la cultura académica que exigen los estudios serios y exigentes. De la personalidad de mis profesores destaco dos elementos: el rigor académico que da espacio para pensar y la calidad relacional para ponerse a la altura del aprendiz. El gusto por la actividad intelectual, el desafío de aprender, el no darse por satisfecho ante una respuesta dada, la búsqueda de un saber profundo y la humildad para reconocer que sé poco y nada, son un legado de ese primer aspecto.
Del segundo, reconozco que es el que más me ha costado y el que representa mi mayor desafío. De un educador francés[2] contemporáneo aprendí que entre los riesgos de formar a alguien se confunden nuestras propias proyecciones sobre él. Puedo alentar, motivar, admirar las capacidades de mis estudiantes, pero no puedo decidir por ellos. Los puedo entusiasmar por alcanzar metas más altas, pero debo confiar en su libertad y respetar profundamente sus decisiones.
A esos “locos” que sembraron valores e ideales les agradezco la confianza y le apoyo. El amor a la vocación me dio el impulso para abrazar la profesión que dignamente exhibo en mi carnet de identidad: “profesor”.


[1] Ernesto Yáñez, profesor de Matemáticas.
[2] Meirieu, P. (1998, 3ª.ed) Frankestein pédagogue. ESF. Paris. France

Comentarios

  1. Que texto más maravilloso y que recrea con notoriedad, sentimiento y gratitud a los que han colocado el sello a nuestras vidas, nuestros padres, educadores y compañeros de vida ... ya que la "educación del par", fue notoria y notable entre nosotros. Me has regalado Rolo un tesoro, con el texto y con dicha foto, de aquellas experiencias, que no le temíamos a nada, con esos trajes que creo los trajo Marco y para algunos les era a la medida, y para otros, el pantalón -vean abajo- me quedaba corto ... al cielo te oramos querido Cristian ... siempre vivo en nuestro corazón ... conversando estará con Raúl ... Que emoción y regalo!!! 👏👏👏

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