Piedras


Todo comenzó cuando fuimos al lanzamiento del libro “Naturaleza, fe y psiquiatría” de los autores Alfonso Correa y Ricardo González. El escenario estaba dado por el litoral a unos 10 kilómetros al norte de Pichidangui. Fin de semana largo y harto tiempo disponible para contemplar la naturaleza.
Luego de hacer una larga caminata por el borde deteniéndose a cada instante para apreciar los colores que nos ofrecían las flores, las rocas, las aves y el mar nos quedamos mirando la puesta del sol dejando que el viento golpeara nuestros rostros y su silencioso descenso en el mar.
¡Qué maravilla! Nuestros aparatos electrónicos grababan todos nuestros asombros.
Al llegar a la casa miramos las fotografías que cada uno había sacado y las compartíamos con familiares y amigos, dando las gracias de estar en este lugar.
Mientras comíamos compartimos la obra de Michael Grab en su página Gravity Glue: http://gravityglue.com/ La obra de este joven nos cautivó y nos propusimos que la próxima vez iríamos a construir nuestras propias figuras. Recordamos cuando íbamos a Yerba Loca y hacíamos represas que cambiaban el curso del agua por unos instantes dejando unos pozones para bañarnos.
La naturaleza nos envuelve con sus posibilidades para crear y divertirse.
Estábamos cerca de la hora de la puesta de sol y salimos al borde para dejarnos abandonar por nuestra curiosidad y capacidad de exploración, tal como lo dice el texto “disfrutando de lo simple, abiertos a lo nuevo” (p.63).
La playa no tenía arena, más bien la playa estaba cubierta de una alfombra de piedras de todas las formas posibles. Ovaladas como un huevo, compactas y macizas como los ladrillos, filudas como las espinas de los cactus, rojizas como los tomates o manchadas como las mejillas de los pecosos.
Sin buscar ninguna “funcionalidad utilitaria” (p.63) nos desafiamos a buscar piedras que pusieran en jaque el equilibrio. Comenzamos por las más grandes primero, para luego combinarlas con unas más pequeñas.
Cada uno buscó su sitio de trabajo. En un principio uno pasaba las piedras al otro, pero la sensación de estar creando te atrapa y buscas ser parte de esa naturaleza que se ofrece entregada a nuestro placer.
Nacieron las formas verticales compuestas por 5 o 6 piedras. Algunas nos desafiaban más que otras. Sin pensar tomábamos las primeras piedras que se nos venían a la mano, luego fuimos seleccionando las que nos permitían encontrar formas más complejas. Intercambiábamos miradas para felicitarnos por nuestras exploraciones más exitosas. Nuestros ojos se maravillaban por esas formas locas, riéndonos cuando por algún mal cálculo todo se venía abajo.
La concentración entre las manos y los ojos es total, los sentidos se mantienen en alerta para captar cualquier movimiento que haga perder estabilidad del conjunto. ¿Una piedra plana o curva? ¿Con una superficie lisa o rugosa? ¿De forma extraña o simple? Son segundos de conversación interna que arranca de nosotros la fatiga o la modorra. No podíamos despegarnos de nuestro juego. Como dice el texto esta actividad “genera espacios en el que el ocio tiene cabida y equilibra lo predecible con lo incierto dando lugar a lo nuevo” (p.63).
Y al final de una figura seguía la otra. Era una ciudadela de piedras. Tal como en el barrio cuando se jugaba al último gol gana todo, esperamos a que el sol nos dijera que dejemos para mañana los juguetes ahí mismo para seguir al día siguiente.
Jugar al equilibrio con las piedras nos condujo a imaginarnos el poder magnético de estas ilustres compañeras de la vida desde tiempos remotos. ¿Por qué el contacto con estos elementos nos hace recobrar nuestros propios equilibrios? En el libro se dice que “el equilibrio es una búsqueda constante para lograr un mejor estado de salud mental…” (p.47).
Pese a que la noche nos cortó la luz, nos fuimos con deseos de volver al otro día para averiguar si todo seguía intacto. Pero sobre todo nos fuimos más livianos.
Bibliografía
Correa, A. y González, R (2018) Naturaleza, fe y psiquiatría. Conectándonos con el sentido. Editorial al Viento, Santiago.

Comentarios

  1. Felicitaciones Rolo por tu facilidad para transmitir bellas reflexiones y, en este caso, para ayudar a integrar y hacer el nexo entre la propuesta del libro " Naturaleza, Fe y Psiquiatría" y las experiencias cotidianas.

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