Amigo, amiga

 Luego de diez días en mi tierra natal y el reencuentro con gente tan querida, me surge escribir el significado de gestos y palabras que me acercan a aquellas personas con quienes comparto la vida. 

Cuando tu mirada cruza la mía, sin miedo, ni prisa, me doy cuenta que estoy en un territorio conocido y seguro.

Cuando me tiendes los brazos me dejo llevar con total confianza porque sé que nuestra amistad se sostiene en la verdad.

Cuando dices mi nombre veo que tu rostro se ilumina y el mío también. El tiempo y la distancia la historia común que hemos escrito.

Cuando me preguntas por los detalles de la vida siento el placer de charlas sin temor a tu juicio. Sabes callar cuando mis palabras expresan dolores y arrepentimientos.

Te animas cuando escuchas que me ha ido bien y tu alegría es sincera. Me reconfortan tus palabras mesuradas y cargadas de un afecto que desea que la vida me siga deparando cosas buenas.

Cuanto te ríes siento una invitación a seguir el camino porque es entretenida la vida junto a ti.

Cuando tenemos que partir, mi corazón te agradece el tiempo dedicado al cultivo de nuestros nobles sentimientos.

Cuando te vas me quedo con tu afecto, tu mirada, tu sonrisa y tus palabras, todos, ingredientes que me motivan a solicitar tu atención cuando nos volvamos a ver.

Gracias, amigo, amiga, por hacer mi camino más fácil y ligero.

Hasta un próximo encuentro.

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