Amigo, amiga
Cuando tu mirada cruza la mía, sin miedo, ni prisa, me
doy cuenta que estoy en un territorio conocido y seguro.
Cuando me tiendes los brazos me dejo llevar con total
confianza porque sé que nuestra amistad se sostiene en la verdad.
Cuando dices mi nombre veo que tu rostro se ilumina y
el mío también. El tiempo y la distancia la historia común que hemos escrito.
Cuando me preguntas por los detalles de la vida siento
el placer de charlas sin temor a tu juicio. Sabes callar cuando mis palabras
expresan dolores y arrepentimientos.
Te animas cuando escuchas que me ha ido bien y tu
alegría es sincera. Me reconfortan tus palabras mesuradas y cargadas de un
afecto que desea que la vida me siga deparando cosas buenas.
Cuanto te ríes siento una invitación a seguir el
camino porque es entretenida la vida junto a ti.
Cuando tenemos que partir, mi corazón te agradece el
tiempo dedicado al cultivo de nuestros nobles sentimientos.
Cuando te vas me quedo con tu afecto, tu mirada, tu
sonrisa y tus palabras, todos, ingredientes que me motivan a solicitar tu
atención cuando nos volvamos a ver.
Gracias, amigo, amiga, por hacer mi camino más fácil y
ligero.
Hasta un próximo encuentro.
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