Soy la eÑe a mucha honra

Soy una señora

Fuente: www.frecuenciaele.com

bien española, 

¡y olé!

Algo soñadora, a veces romántica,

por lo que me gusta pintarme las uñas.

Antaño me escribían con dos enes,

pero los dueños de la lengua

señalaron que era mucho gasto,

y recomendaron ahorrarse un espacio,

pero dejando una seña

sobre una sola ene.

De este modo, Hispannia,

se llamaría, de ahora en adelante, España.

Las campañas tañeron sin sosiego,

hubo algarabía desde las montañas

hasta la campiña.

Unos huraños señores se quejaron

diciendo que tal artimaña era un engaño.

Las letras del abecedario alzaron el puño

para reivindicar el derecho a acompañarlas.

Me ubicaron junto a la eme

con quien me gustaba jugar a las muñecas,

incluso íbamos al baño juntas.

Ene se mofaba de que Eme era demasiado ñoña,

que mejor sería ponerme a su lado.

Así entonces, a la mañana siguiente, amanecí a su lado.

Desde entonces he permanecido por años acuñada entre la Ene y la O.

Desde pequeña seguí las instrucciones

de las demás letras.

y sin mucha maña me he convertido

en la letra símbolo de mi cultura.

En el otoño de mi vida

recuerdo que siempre estuve al pie del cañón,

nunca sembré la cizaña,

Tampoco me reñí, ni regañé a alguien.

Por el contrario,

relaté miles de cuentos e historias,

de hazañas y sueños increíbles que

tanto deleitaron a los niños.

Compartí, sin tacañería, ni desdeño, la suerte

del humilde albañil para leer las notas de su jefe,

a los bebés les puse pañales,

celebré además sus cumpleaños con pasteles y piñatas.

Fui paño de las sirvientas y

pañuelo en los bolsillos de muchos ciudadanos.

Por eso no es extraño que reciba tanto cariño de la gente.

Para terminar, solo quiero añadir,

que en lo que a mí atañe,

nada puede empañar mi historia, 

celebrad junto a mí,

con champaña o con coñac,

este feliz desempeño

en el mundo de las letras.

¡Y olé!

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