Leyendo a Dussel

Leyendo a Dussel

Leer a Enrique Dussel se vuelve un placer intelectual al mismo tiempo que una provocación respecto de un tema que tiene raíces históricas y que llega a nuestros días con una sonoridad potente. Ya en otro momento, Todorov, me había impactado por la firmeza con que sostenía que la conquista de América había significado el sometimiento del otro (el indio).
Este libro reúne 8 conferencias en las que se puede encontrar un valioso material para reflexionar acerca de las consecuencias éticas y políticas respecto de lo que algunos llaman el descubrimiento de América. El profesor Dussel propone una mirada crítica respecto del concepto de modernidad que trajeron los europeos, localizando en la filosofia hegeliana un antecedente relevante para comprender la visión de mundo que prevaleció durante esta gesta.
En efecto, de esta concepción hegeliana el profesor Dussel logra revelar el mito con el cual los europeos se creían superiores a los indios. Este modo de leer la realidad por parte de los españoles dio origen a un episodio triste para el continente y al mismo tiempo, con graves consecuencias sociales, políticas y culturales que persisten hasta ahora.
Con un conocimiento profundo de la historia y de las ideas, el profesor Dussel, desenmascara la pretensión eurocentrista de superioridad intelectual de los españoles por sobre los indios de América. El encuentro de dos culturas, como algunos suelen llamar también al descubrimiento de América, no es sino el aniquilamiento del otro por parte de los españoles. 
Y así como el autor nos invita a conocer la visión del europeo, también podemos revisar la que poseían los indios, especialmente en México. El profesor, revisa especialmente los datos de la cultura nahual, que poseían un lenguaje y una sabiduría de una alta inteligencia. Es relevante constatar cómo quienes se consideraban modernos no fueron capaces de comprender el mundo complejo y rico en imágenes de quienes convirtieron en esclavos. 
Con gran habilidad describe las decisiones que debía tomar Monteczuma cuando Hernán Cortés se presenta en su corte. De esta forma podemos entender la racionalidad del pensamiento azteca, lo cual facilitó de algún modo que el español se apropiara del reino. Esta forma de pensar del Emperador no queda disminuida respecto de la posición del español. De esta forma, Dussel, nos ayuda a salvar la proposición de los pueblos indígenas de quienes los acusaban de salvajes. 
El libro, junto con destacar el carácter ético que implica el diálogo entre sujetos de culturas tan diferentes, invita a los lectores a tomar partido por una postura. No se sale indiferente luego de leer a Dussel. Junto a los indios, aparecen otros rostros que ampliarán el repertorio de sujetos sometidos por una supuesta modernidad europea. Los mestizos, los campesinos, los obreros son esos nuevos rostros que han debido sufrir la falta de reconocimiento y llevados a la pobreza, incluso la miseria. ¡Cómo no sentir empatía por sus luchas! 
El tema del otro no es algo banal o sentimentalismo puro. Este tema nos introduce en nuestra propia existencia que es siempre relacional. En efecto, afirmamos que la existencia humana se basa en la capacidad para vincularnos los unos con los otros, reconociendo las diferencias que nos distinguen y las semejanzas que nos hacen iguales en dignidad.
Relevar este concepto del otro como el distinto, nos hace entrar en el tema de la inclusión social. Chile se dice que es una sociedad fragmentada, en la cual, conviven diversos sistemas sociales. La escuela, como institución social reproduce las mismas diferencias que encontramos en la sociedad. Desde el año 1980, con el comienzo de la municipalización de la educación, se ha podido observar cómo la escuela pública se ha ido vaciando de estudiantes que han visto en la subvencionada una puerta para escapar de la pobreza. Hoy, entre un 30 o 40% de la población acude a la escuela municipal, que no ha sido capaz de demostrar, salva excepciones, que puede competir con las escuelas privadas que reciben fondos públicos.
Dar espacio al otro es aprender a convivir en una sociedad pluralista y diversa, lo cual no está exento de dificultades. Hoy acudimos a un cambio cultural monumental en nuestro país y nos sorprendemos de lo diverso que somos. En los años 80 nuestra sociedad mantenía una cierta homogeneidad, ocasionado además por la dictadura cívico militar. Esta mirada tenía la intención de hacernos creer que todos éramos iguales, al silenciar las voces de los otros. Finalmente, con la recuperación de la democracia ha ido apareciendo un país más auténtico. La causa mapuche, la situación de la minorías sexuales, el crecimiento del agnosticismo, son algunos fenómenos que nos demuestran que debemos aprender a dialogar y convivir en una sociedad que pretende ser democrática.
Qué importante es que estos temas estén siempre presentes en la discusión pedagógica y educativa. Para ello se requiere voluntad, no solo recursos. Hoy se piensa que la filosofía no debiera existir en las mallas curriculares de III° y IV° medio. Justamente, hoy es cuando más se necesita recuperar la capacidad de dialogar, pensar, discrepar, tolerar, proponer, empatizar y valorar la mirada de los otros.
Desde otro punto de vista, en la clase de religión, donde supuestamente se forman quienes optan por estudiar el credo al cual pertenecen, no parece ser un lugar adecuado para comprender al otro, dada la confesionalidad de la enseñanza. Aquí, también es necesario hacer cambios que permitan que distintos sistemas de creencias puedan converger para evitar clases solo para católicos o para evangélicos.
En el campo pedagógico, la situación implica un gran esfuerzo por desarrollar didácticas que respeten los procesos de resignificación curricular que realizan los estudiantes. En efecto, a veces, las materias de enseñanza olvidan que en la relación pedagógico didáctica, el centro es el estudiante. Cuando se pone el acento en los contenidos, finalmente, el estudiante se convierte en un reproductor del currículo.
Por todo esto es relevante leer a Dussel, quien nos estimula a pensar la educación y la sociedad entera desde miradas éticas y políticas. Quizás, para nosotros en Chile, esto pueda parecer ideologizado, pero debemos comprender que la educación tiene una perspectiva política. Lo que sucede es que vivimos en tiempos en que todo se ha despolitizado y por tanto acabamos sometidos a la razón instrumental. Luego, nadie se queje del rumbo que tomamos.

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