Cuando una hija se va...
La fecha está tomada y tu partida del hogar que te cobijó durante 18 años comienza a prepararse para tu despedida. Tú preparas con ansias tu presentación del musical "Oliver". Dentro de un par de días recibes tu licencia de enseñanza media y tu excelente término de la escolaridad. Todo parece tener fin y comienzo. Así es nuestra vida. Hay cierres y aperturas. Claros y oscuros.
Y al preparar tu partida quiero recordar lo mejor de ti. Cuando una hija parte, todo lo negativo se relativiza. Tus rabietas eran solo una llamada de atención para saber cuánto tiempo demorábamos en ir a verte, tus flojeras eran una provocación para que escucharas melodiosas súplicas en tus oídos de tus exasperados padres y tus desórdenes en tu pieza tan solo un modesto aporte artístico que demostraba nuestra falta de estilo.
Y si bien, a veces nos cuesta imaginarte lejos y en plena autonomía, también crece en nosotros la confianza de que en estas circunstancias sabrás sacar lo mejor de ti, ya sin la protección de papá y mamá. Te imaginanos madurando a chorros y ventoleras, porque en ti todo es un volcán que está a punto de estallar. Tienes tanta energía para convidar que te imaginamos abriendo caminos y proyectando horizontes de colores y dulzuras.
Se me olvidaba esto, que no solo lo negativo se relativiza sino que lo positivo se agranda... Pero no se trata de un recurso literario, solamente. Es que así somos los humanos, así nos gusta recordar cuando se quiere a alguien, cuando se ha compartido tanto tiempo, que hasta la costumbre comienza a resultar incómoda. Porque cuando no estés pensaremos porqué no haber aprovechado más tu presencia, porqué no haberte escuchado más, porqué no..... Podría seguir, pero no. No vale la pena. Lo vivido, ya está y fue hermoso. Hoy, lo importante son tus proyectos y esas alas que comienzan a alzarse para emprender el vuelo.
No tengas miedo, vuela y vuela alto, hija querida.
En cada paso que darás estará nuestra mirada y nuestro corazón latiendo por ti y esperando que escojas lo noble, lo bello y lo justo!!!
Anda, sé valiente, rebosa de alegría porque llegó tu tiempo.
En la primavera de la vida todo suena a posible.
Las notas de tu melodía resuenan alegría y exhaltación.
Las palmas aplauden emocionadas que te hayas puesto de pie y que le hayas vencido al "nunca podré", "soy fatal" o "no sé nada".
Eso es pequeña, pequeña gigante, naciste de nuevo en estos tres años finales de tu tiempo en el colegio.
Cuando estés sobre el escenario, los que te conocieron tímida y calladita dirán: "guau, cuánto ha crecido", "qué madura está" y "qué bellísima que luce"....
Gózalo, Amaëlle, escúchalo en el fondo de ti.
Vienen por ti, vienen a contemplar un misterio insondable de paciencia y amor que te dio vida. Cuánto nos alegramos que corones esta etapa con este espectáculo.
Ahora, gózalo y que te impulse a buscar más.
Cuando una hija se va, el corazón late fuerte porque cuando se ama podemos quedarnos hasta tarde escribiendo y soltando lo que llevamos dentro.
Con cariño infinito de papá

Comentarios

Entradas populares de este blog

Recuperar la motivación del estudiante.

La actividad del estudiante

Un viaje a las raíces del tatarabuelo. Un voyage aux racines de l’arrière grand-père