¡Qué pena siente el alma!

Violeta Parra, por allá en la medianía del siglo pasado se lo pasaba recopilando los cantares del pueblo sencillo. Eran melodías de aire campechano, con sabor a tierra y hoja mojada. De entre aquellas destaco una que un día escuché en una obra de teatro: ¡Qué pena siente el alma cuando la suerte impía se opone a los deseos que anhela el corazón! ¡Qué amargas son las horas de la existencia mía sin olvidar tus ojos sin escuchar tu voz! Pero embargo a veces la sombra de la duda que por mi mente pasa fatal visión Su voz inconfundible no esconde tristeza y los acordes de su guitarra nos transportan a la esencia del dolor. Es lo que sienten los hijos al ver partir a sus padres y madres, ya doblados por la vida cuando un día cerraron los ojos para dormirse en la eternidad. Duele verlos partir tan desprotegidos, tan indefensos. Fueron nuestros héroes en otro tiempo, cuando la vida era un juego. Nos colgábamos de sus cuellos, subíamos a sus espaldas y escuchábamos su...